martes, 8 de febrero de 2011

EL GANADOR (THE FIGHTER) EL LUCHADOR O EL PELEADOR ...

Mark Wahlberg, Christian Bale, Amy Adams y Melissa Leo, en su orden el boxeador ganador, su mediohermano exganador, la madre de éstos y la novia del primero, le hacen la película al director David O. Rusell (¿¡?¡?¡?). Wahlberg es el mismo de siempre. Los demás, estupendos. La película tiene siete nominaciones en el Oscar 2011 y debería llevarse como condición mínima la distinción por el coprotagónico de Bale, quien ya tiene larga lista de reconocimientos por este papel, entre ellos el importante Globo de Oro.

La trama del filme se concentra en la carrera del personaje, real, de Micky Ward, pero se desconcentra orientándola de manera casi involuntaria a la de su mediohermano cuyo gran triunfo, antes de ser adicto al crack, consiste en haber vencido alguna vez a “Sugar” Ray Leonard, campeonísimo de los semiwelter y welter de los años 1973 a 1976 (quien hace un “cameo” y dos frases acá).

En el cine americano el boxeo ha sido motivo de grandes papeles que van desde el mismísimo Charles Chaplin en 1908, pasando por Buster Keaton en 1914, Errol Flynn (“Gentleman Jim”, 1942), John Wayne (“The quiet man”, 1952), Paul Newman ("Somebody up there likes me”, 1956). Hasta Elvis Presley, fue “Kid Galahad” en 1962 sobre sus regulares piernas. Los más populares han sido quizá los “Rocky”, de Stallone desde 1976. Luego, un poco percibido Clint Eastwood en 1976, o el “The Champ” (del italiano Franco Zeffirelli) con Jon Voight en 1979, que hizo llorar a todos en su época.

Los más grandes han sido tentados por estelarizar en este deporte. “Raging Bull”, de 1980, que dio otro gran espaldarazo a Robet de Niro y Daniel Day-Lewis en 1980 con “The Boxer”, son antecedente de que otros excelentes actores, como Denzel Washington (Hurricane”, 1999) o Will Smith (“Alí”, 2001), fueran amparados por directores de la talla de Scorsese, Sheridan, Jewison o un menos destacable, pero diestro, Michael Mann, respectivamente, para papeles basados en personajes reales. “Million dólar baby” conmovió en el 2005 gracias a Clint Eastwood, mostrando una historia ficticia que premió bien a Hillary Swank.

Acá, Wahlberg es quien debió lucirse, pero resulta Bale brillando para optar a un papel que lo sacó del “anonimato” artístico y la popularidad de cartel que genera ser Batman. Bale es uno de los niños criados en vitamina fílmica desde que Spielberg lo dirigiera en “El imperio del sol”, o realizara el “American Psycho” bastante vetado por sangriento, o perdiera el tiempo con el MEJOR papel de su vida en “El maquinista” que nadie quiso ver, hasta pasar al primero de los superhéroes (En Supermán ya nadie parece creer).

El box está en la sangre del norteamericano y, por reflejo, en los latinoamericanos. Es difícil un galardón importante del cine a roles que no contengan desórdenes psiquiátricos, taras físicas, dramas insolubles, o boxeo, donde “se toca el cielo” y luego se ha de bajar. Este papel, recibiendo golpes de entrenamiento de Wahlberg, como paradoja sirvió de “sparring” artístico a Bale, quien merece reponerse de su gran “maquinista” inútil (filmado en España en el 2004) y ganar este útil Oscar como actor de reparto del 2011.