viernes, 22 de octubre de 2010

LINDSAY LOHAN



¿Saben los padres y madres de hoy del mundo icónico de sus hijos? La respuesta es no. Algunas excepciones de madres modernas, otras de padres actualizados, saben de gustos y nombres en cine, música, vestuario juvenil.

¿Zac Efron?, ¿el moreno Kyle?, ¿Jonas Brothers?, ¿Miley Cyrus?, ¿Demi Lovato?, ¿Vanessa Hudgens?, ¿Taylor Swift?, ¿Ashley Tisdale?, ¿Selena Gómez?, ¿Chris Brown? Incluso suenan conocidos Rihanna o Britney Spears, que ¿ya entraron a un Mercado más adulto? ¿También Anahí o Dulce María? Solo referentes anglosajones, algunos pocos mexicanos o colombianos (Carlos Vives es un padre viejo, con perdón), pero eso es tema de otra índole.

¿Ashley Green, Robert Pattinson , Kristen Stewart, Dakota Fanning?

Saber de Lady Gaga o Shakira, de Madonna o Beyoncé no vale, por edad o por mercados diferentes. Los adolescentes de hoy entre 10 y 18 años no ven sino Disney Channel, o Cartoon Networks, Discovery Kids o Disney XD, entre otros.

Hace treinta años la franja de niños y adolescentes representaba el 44% de los televidentes. Hoy es mayor, quizá de dos tercios de la clientela audiovisual en la cual están los hijos de padres y madres de hoy. El mundo es hoy global y joven, lo que no se puede desconocer. El desempleo es juvenil en esencia, de 18 a 30 años, los mercados son juveniles en moda, música, educación, comidas, cine. Quizá no en arrendamientos, servicios públicos domiciliarios, autos, pero en lo demás el poder es adolescente y juvenil.

¿Vio un padre o madre las películas de Lindsay Lohan? “Confessions of a Teenage Drama Queen”, por ejemplo. Atrevidamente se puede asegurar que muy excepcionalmente y de forma accidental. ¿La han oído cantar? ¿Han visto su interesante secuencia fotográfica de imitación de las grandes divas del siglo XX? ¿Conocen de su talento? No.

Así las cosas, el mundo de Lindsay Lohan es el mundo de incertidumbres de adolescentes y jóvenes, mirados con el rabillo del ojo por los mayores de 30 años.
Los padres y madres de hoy solo conocen de nutrientes, sin aplicarlos, de estudio, sin saber la verdadera incidencia de la academia, de trabajo, sin reconocer del detrimento que ha sufrido el mundo laboral actual, de conformismo, en general.

Lindsay Lohan con 24 años y sin problemas hasta los 20, con una película anual filmada desde los 14 años, con dos álbumes musicales, es el reflejo de las inquietudes de una masa joven rodeada de adultos y adultos mayores que ven como colateral, intrascendente e inexistente al 66% de la población mundial. El tema de los precoces artistas famosos echados a perder es asumido por los gurús de la academia y el saber mayor, como patéticos casos individuales o como fenómenos causados por una sociedad de consumo que existe más allá de sus propias barreras (narices). Pero todo está en el ejercicio de la paternidad actual, que no se encuentra acorde con un mundo globalizado, cambiado y cambiante.