jueves, 26 de noviembre de 2009

Hace mucho que te quiero



El cine francés sabe contar historias. Lo hace sin sobresaltos, sin ediciones rebuscadas, sin gratuidades con la taquilla. Philipe Claudel, el director y guionista de esta película, cuenta lo que sucede cuando Juliette sale de prisión, luego de haber pagado quince años por su delito. Léa, su hermana menor, la busca y le invita a compartir su hogar en Nancy, con Luc y las dos hijas adoptivas de ambos, además del abuelo, quien ha perdido el habla y ocupa su tiempo en leer. Aunque las dos hermanas se sienten como extrañas, el ensimismamiento de Juliette es aliviado por el esfuerzo de Léa en reconocer a la hermana que apenas recordaba. El sexo furtivo con un desconocido, la amistad de Michel y otros amigos de la familia, incluyendo una pareja de inmigrantes iraníes, Samir y Kaisha, van contribuyendo a normalizar la vida de la protagonista y a exorcizar en compañía de su hermana la sombra de un pasado de causas incógnitas, cuando ambas comparten la verdad alrededor de Pierre, el desaparecido hijo de Claudette, que hoy tendría 21 años de edad ...
Pero, Claudel no ha sido director de cine, sino literato, docente, de la Universidad de Nancy II. La lista de sus novelas incluye J'abandonne, premio Francia Televisión 2000, los relatos Petites mécaniques, premio Goncourt de Novela 2003, Almas grises, premio Renaudot, también en 2003, La nieta del señor Linh, 2006, y El informe de Brodeck, premio Goncourt de los Estudiantes 2007. Este año gana como director de cine, el Bafta (Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión), a la mejor película de habla no inglesa con este “A longtemps que je t'aime”.
¿Cómo se explica un escritor, acostumbrado a galardones literarios, ganando el Bafta con su “opera prima” fílmica? Esta una distinción que han obtenido en veintisiete años películas como Cristo se paró en Éboli, Danton, Carmen, Cinema Paradiso, Adiós a mi concubina, El Cartero, El tigre y el Dragón, Amores perros, Diarios de Motocicleta, El laberinto del fauno, o la Vida de los otros. Una respuesta: el cine francés relata bien con tono literario. Un poco a la inversa, se entiende bien entonces que un escritor desee expresarse con el lápiz de una cámara y con personajes que actúen. Y ese ha sido siempre el gran secreto del cinema francés.