sábado, 17 de octubre de 2009

Vals con Bashir



Con premios como el César francés, el Globo de Oro de la prensa en Los Angeles, las nominaciones al Oscar americano y al BAFTA inglés, esta película animada con base en el software Flash y 3D similar a la lograda mediante el rotoscopio inventado hace un siglo, ayudado con Photoshop, una mezcla original del israelita Yoni Goodman en el Bridgit Folman Film Gang, es una oda a la buena combinación pictórico-musical.


Es una coproducción de Israel, Alemania, Francia y Estados Unidos, que documentaliza el tema de la masacre de Sabra y Chatila, cometida en 1982 sobre cerca de 3000 palestinos, a raíz del asesinato del libanés Bashir Gemayel junto con 40 personas. Un comando de las fuerzas de defensa irsraelitas impulsado por Ariel Sharon, Ministro de Defensa israelita, utilizó milicias cristiano falangistas libanesas para buscar guerrilleros de la Organización para la liberación Palestina dentro del campamento de refugiados civiles palestinos. El ejército israelita iluminó con bengalas la noche del campamento colaborando con las violaciones, degollamientos y fusilamientos masivos entres días y dos noches luego de los cuales se declararon oficialmente 300 muertos, aunque versiones internacionales y de diversos orígenes hablan de un genocidio de entre 1000 y 4000 adultos y niños.

De este hecho de lesa humanidad surge la introspección de Ari Folman, guionista y director, quien perteneció a las Fuerzas de Defensa de Israel durante la guerra del Líbano a comienzo de los ochentas, y quien hace un acto de contrición mediado por una psicológica pérdida de memoria que le tortura en forma de pesadilla y que se traduce en este bello vals durante el cual revisa su inconsciente.
Los datos todos son reales, los personajes también, y los relatos de los entrevistados muestran la crudeza de la guerra desde la perspectiva objetiva de quienes la vivieron como soldados. La música del alemán Max Richter es relatora con sus letras, algunas canciones son reconvertidas para banda sonora, hay blues, valses, rocks, que enmarcan este excelente producto de denuncia política.

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