viernes, 14 de marzo de 2014
SIN ESCALAS (NON-STOP)
Liam Neeson (61) decidió hace un tiempo que el dinero estaba en la acción. Lo dirigen entre otros Pierre Morel, Olivier Megaton o Jaume Collet-Serra en este caso, todos con el toque de Luc Besson en el modo y oficio. Los franceses, los españoles, los ingleses, lo secundaron desde el 2008 hasta hoy en una mina taquillera. “Taken 1”, “Taken 2”, “Taken 3” (este año), “Unknown” y ahora “Non stop”, entre los demás productos americanos y taquilleros. Este filme es el típico thriller que solo los americanos, productores, dominan a la perfección. El ritmo en el guión que despista, el héroe que no pierde detalles, las escenas de lucha rápida y contundente, la cuenta a la que hay que transferir el botín, las mujeres que creen en el héroe y le ayudan, las pistolas a disposición de todos, la bomba que amenaza, avión gigantesco y aviones caza, la niñita finalmente salvada, los malos que dominan celulares, portátiles, redes de internet, claves y triangulaciones. El héroe, que empezó amargado y reaccionaba como un “desperado” del oeste. se llevará a la dama. El filme es una hamburguesa: se sabe lo que debe contener, pero se le disfruta siempre con ansia y sorpresa.
OPERACIÓN MONUMENTO (THE MONUMENTS MEN)
George Clooney, dirige, George Clooney produce, George Clooney escribe el guión, George Clooney actúa, el padre de George Clooney hace el rol del personaje de su hijo, ya adulto mayor en una escena final.
A ello se agrega que los amigos de George Clooney actúan con él. Matt Damon, estadinense; Jean Dujardin, francés; Hugh Bonneville, inglés; Alexander Desplat, músico de la misma película, quien también actúa fugazmente. Hay otros reconocidos, menos amigos, como Cate Blanchett, John Goodman y Bill Murray. La película se rodó en Alemania y Reino Unido, locaciones históricas relacionadas bien con el tema, verídico.
El mismo George Clooney ha declarado lo que el espectador descubre unos minutos después de haberse sentado. Está ante un modelo de filme basado en los sketches propios de películas clásicas como “The Great Escape”, “The Dirty Dozen”, ”The Guns of Navarone”, ”The Bridge on the River Kwai”. Es la Segunda guerra mundial, los nazis tienen algo de tontos, los americanos simulan tener mucho de vivos, los franceses y europeos en general se dejan conducir por los gringos, todo se mueve al compás de una marcha militar con silbidos constantes, mueren unos dos personajes del pelotón heroico, robar un jeep es fácil, se mama gallo a todo lo que se mueve, y todo sucede en la bonita Europa semidestruída. Sin embargo, se deja siempre al público la decisión de si está viendo algo serio o no.
En resumen, George Clooney busca recuperar obras de arte, pero con su propio dinero de taquilla. Para ello, su nombre en el poster de este filme de recuperación de las obras robadas por los Nazis que en prevención de su victoria y sueño de “resetear” la historia, irían a reiniciarla a partir del dominio universal del Tercer Reich contan do con el patrimonio artístico de más valía. Tema interesante, en un producto honesto, pero flojo, basado en... George Clooney.
miércoles, 12 de marzo de 2014
300 EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO (300 RISE OF AN EMPIRE)
Las civilizaciones de la antigüedad han despertado siempre un cariño de novela, puesto de moda velos o peinados, popularizado icónicos héroes sobrenaturales y sentado fuertes bases teóricas en la política y la ideología. En el cine han sido recurrentes las películas “robe”, los temas de “gladio” y las mitologías grecorromanas. Se salta de prehistoria a historia, o de ficción mitológica a realidad bélica, sin distinción. Pero, en general, siguen siendo una fuente inagotable de representación teatral y cinematográfica.
“300” impactó en el 2006 con la puesta en escena de la heroica defensa de las Termópilas por parte de Leónidas el espartano. Las enormes licencias históricas fueron aceptadas por el público mundial gracias a la excelente e innovadora versión de los cómic de Frank Miller con la coloratura de su esposa, en ese entonces, Lynn Varley.
Esta producción de “bodega” y fondo verde, plena de efectos de posproducción digitalizada, costó US$65 millones y recaudó US$456 bien merecidos.
Pero, “300 rise…” que costó US$120 millones no superará esta taquilla pues tendría que recaudar unos US$900. Como Kevin Noonan ha titulado su artículo en “The Observer” se trata más bien de “300: la caída de una franquicia”. Solo le impulsan las expectativas, pero el “voz a voz” la afectarán. ¿Cuáles son los posibles errores? Posiblemente, el quizá erróneo colorido de la película, que es influido por el diseño y producción de su actual esposa Deborah. Posiblemente, haber delegado la dirección de la película en el cuasidesconocido Noam Murro (“Smart people”). Posiblemente, por su protagonista Sullivan Stapleton haciendo el Temísticles central sin mayor carisma que el de un SEAL o un boina verde de los Estados Unidos. Posiblemente, también por el exceso de luchas con sonido metálico.
Aunque la alianza de polis griegas contra el Imperio Persa en el 480 a.C. en Salamina, al mando de Artemisia (Eva Green) y a órdenes de Jerjes I (Rodrigo Santoro), es una buena veta de emociones, del lado persa no hay la fuerza actoral necesaria.
De la primera guerra Médica se traen referentes de Darío I y la Batalla de Maratón. De la segunda guerra médica se hace referencia a la precuela de la película, es decir a la Batalla de las Termópilas en que los persas vencieron a espartanos y se toma el punto central de la Batalla de Salamina en que la alianza de varias ciudades organizadas por Atenas derrota a Persia.
Pero, tanto la exitosa precuela como “300 rise…” no son un documento histórico plenamente verídico. En lo histórico, la democracia griega no existía y, en lo costumbrista, los persas no vestían nada parecido a lo que el filme muestra como africano. Posiblemente, no le sea exigible menos iconoclastia histórica a ambos filmes, pero en “300 Rise…” no debieron romper con la estética de su antecesora y pudieran haber cuidado mejor de la iconografía que esa precuela logró para el fantástico mundo del cine.
EL PRINCIPE IGOR
Los cuatro actos y prólogo originales de Alexander Borodin, inconclusos en 1887, y luego finalizados por Nikolái Rimski-Kórsakov con obertura de Alexander Glazunov, se convirtieron en una versión libre de Dmitri Tcherniakov y el director italiano Gianandrea Noseda (para una orquesta de solo unos 30 músicos) en 2014. Aunque Borodin era químico con el hobbie de músico, ello no le quita mérito a su drama clásico sobre una historia acaecida en el siglo XII. Pero, no en busca de un juego de palabras, se puede preguntar acerca de si lo escrito en el siglo XIX explica la anacronía de esta obra, debida a sus 125 años. O si la mediocridad de la actual versión para el Metropolitan Opera y presentada en diferido en Colombia, se debe a su diacronía a través del tiempo, reflejada en la “creativa versión” de Tcherniakov. O si es la sincronía incomprensible que habría en un drama del XII, realizado a final del XIX y a ojos del espectador del XXI. Todos los espectadores, iniciados o no en estos temas, saben de la usual belleza de oberturas y arias de las grandilocuencias musicales consideradas clásicas, pero también de la necesaria complacencia y paciencia con los recitativos, a través de los cuales sus autores, no siendo literatos expertos, introdujeron reiterativas frases para estructurar argumentos realmente simples desde la perspectiva contemporánea. En este caso, solo las populares “marchas polovtsianas” del acto II, tantas veces escuchadas y admiradas, o su clamoroso “finale”, podrían oírse juntas en unos 20 minutos, con todo respeto, que poco justifican ante el público común de hoy esa larga versión de 270 minutos, que incluyó entrevistas en inglés. En una de ellas, Tcherniakov explica su enfoque creativo de manera ingenua: vestuario contemporáneo de corbata, mezclado con vestimentas del ejército ruso del 1800, un campo de amapolas que rutiniza la retina, un ballet moderno para bailar las polovtsianas en el mismo campo, unos soldados que esgrimen revólveres mientras el diálogo cantado habla de flechas, entre otras tonterías de una poco diestra puesta en escena. Pero esas libertades, que parecerían lícitas, no llevan la obra al gusto del público actual que es, según Tcherniakov, su intención. El director desfigura, desconfigura e irrespeta la única obra de Borodin con sus diletancias “artísticas” y aburre.
viernes, 7 de marzo de 2014
NINFOMANÍA VOLUMEN 1 (NYMPHOMANIAC VOLUME I)
Joe (Charlotte Gainsbourg), Stacy Martin (Joe joven), Maja Arsovic (Joe de 7 años), Anania Berg (Joe de 10 años), Seligman (Stellan Skarsgård), Shia LaBeouf (Jerome), Sophie Kennedy Clark (B), Sophie Kasten (B de 10 años), Christian Slater (padre de Joe), Uma Thurman (Señora H), Connie Nielsen (madre de Joe), Hugo Speer (Mister H) y una treintena de actores identificados con iniciales, o sin ellas siguiera (ya que se trata de sex-parteners casuales o de paso), hacen el elenco de la primera de las partes en que fue dividida esta obra de Lars Von Trier. Para el segundo volumen cuenta con unas tres docenas de actores desconocidos, o conocidos no identificados, en la trama.
Este primer volumen consta de 5 partes: “El pescador completo'”, “Jerôme”, “La señora H”, “Delirio” y “La pequeña escuela del órgano”. El siguiente tiene 3: “La Iglesia oriental y occidental, El pato mudo”, “El espejo” y “La pistola”.
EL AUTOR:
Lars Trier, quien agregó el “Von” en broma acatando una burla de un profesor de su adolescencia, es un iconoclasta. Pintor de hobby. Al igual que Spielberg, se inició jugando con una cámara super 8; obtuvo antes de los treinta años una serie de premios por “Logros técnicos”, menospreció un tercer puesto en Cannes llamando “enano” al jurado Roman Polansky, o llenó de indirectas a la excelente Susanne Bier. Fue el coautor del “Dogma 95” junto con Thomas Vinterberg (reconocible principalmente por “Celebración”). Sin embargo, ambos directores abandonan su “Dogma…” al entrar el milenio, de acuerdo con una entrevista reciente solo “debido a la aparición de la cámara digital que abarata veinte veces los costos y afirma la imagen”, de allí que en “Bailarina en la oscuridad” usa 100 de estas cámaras fijas para filmar la canción de Bjork “I've seen it all”. Von Trier se “adorna” verbal y cinematográficamente de temas “políticamente” incorrectos como masturbación, martirio sexual, desnudos, orgías, genitalidad, automutilación. Alude joco-seriamente al semitismo y el nazismo. Es reciente converso al cristianismo. Mezcla el color con el blanco y negro, o colorea algunas de las escenas de sus películas. Es multifacético en sus filmes obrando como director, guionista, editor, cinematografista y actor.
LA OBRA DE TRIER:
Von Trier divide su obra, llamativa por el intento de rupturas con el establecimiento artístico, en planificadas trilogías: “Trilogía Europa” (“El elemento del crimen”, “Epidemia”, “Europa”), “Trilogía Corazones de oro” (“Rompiendo las olas”, “Los idiotas”, “Bailando en la oscuridad”). “Trilogía: Estados Unidos: tierra de oportunidades” (“Dogville”, “Manderlay”, “Washington” –por realizar-), “Trilogía de la depresión” (“Anticristo”, “Melancolía”, “Ninfomanía”), A Estas cuatro “trilogías” se agregan nueve largometrajes y cinco realizaciones para TV.
LA ÚLTIMA PELÍCULA DE LA TRILOGÍA DE LA DEPRESIÓN:
El danés Von Trier es guionista de sus películas y de las de otros. Ha funcionado usualmente bien. Sin embargo, en “Ninfomanía” se excede en su deseo de intelectualizar la estructura y los diálogos. Se atilda y se complica con rebuscadas citas científicas y símiles forzados, lo que fundamentalmente hace algo ridícula la participación del personaje de Seligman. Von Trier introduce diseños gráficos de imprenta para explicar al público ciertas tonterías de su guión, lo cual siendo interesante rompe el ritmo al lenguaje visual y aporta risitas sobre algo que se supondría enteramente dramático. Acota los apartes finales de sus escenas con detalles ingenuamente jocosos que, igualmente, parecen desvirtuar la seria intención de mostrar la génesis y desarrollo vital de una ninfómana. Una larga serie de “infantiles” toques de autor parece sobrar, con lo cual quizá la megaobra de cinco horas pudiera haber sido una muy aceptable y de duración normal. Sin embargo, aparte de los “polvos” reales, los generosos desnudos y las muy buenas actuaciones, se puede entender la razón por la cual Shia LaBeouf se enmascaró con una bolsa marcada “ya no soy famoso”, como crítica al hecho de que las preguntas de ruedas de prensa sobre la película se centraban solo en averiguaciones sobre las escenas de sexo explícito que, también parece ser, son lo que llama la atención a un sector del seudointelectual público.
viernes, 28 de febrero de 2014
HOUSE OF CARDS (CASTILLO DE NAIPES)
Frank J. Underwood se perfila como un personaje del milenio por su connotación política dentro del universo de dominio del “tea party”, de la pugna de republicanos y demócratas, de la vocería con responsabilidad presidencial y, ante todo, del “lobbying” en el cual entran países extranjeros, empresarios poderosos, políticos, medios periodísticos y la opinión pública. Es esta serie una muestra competitiva de la Internet pagada frente a las salas de cine, la TV gratuita nacional, o la creciente participación de los proveedores de cable. Como todo medio, comparte el mercado y representa un segmento con consumidores específicos, que exigen mejores contenidos, disponibilidad horaria a gusto, uso de teatro en casa y excelente calidad técnica. Netflix es una pequeña, pero importante, revolución en el pay per view (PPV) que añade el “streaming”, necesario desde el año 2000 en internet, para que el buffer (regulador) de datos permita ver al paso que almacenar. A esto añade sus propios productos audiovisuales al mismo nivel de las películas para salas de exhibición, mejor que la TV tradicional y con guiones de mayor interés y elencos de alta calidad. “House of Cards” representa un hito del momento en esta modalidad. Basada en el libro de Lord Michael Dobbs, del mismo título (1987) y la serie posterior emitida por BBC (1990), esta producción escrita con invitados diversos por Beau Willimon (“Idus of March”), es dirigida por diferentes filmakers entre los cuales se destacan David Fincher, James Foley, John Schumacher y otros, pero también Jodie Foster y la misma protagonista central Robin Wright (cada una con un capítulo de los 13 de la segunda temporada). Los roles de Frank (Kevin Spacey), de su esposa Claire (Robin Wright) y de todos los demás personajes son de galardón. El personaje Frank Underwood (“salad potato”, “little John”), prestó servicio militar en “The Sentinel”, se graduó en Harvard Law School, es líder de la mayoría, y (!!!…!!!). El sexo no explícito, la violencia no sangrienta, una política sin reatos, el pragmatismo total, un open mind competitivo, dan marco a esta historia realista que toca elementos contemporáneos de la alta política de manera muy verídica y con base en una única ficción: la excesiva falta de moral y ética. Se espera la tercera temporada después de junio de 2014 y, con Barack Obama el más importante fan de “House…”, cabe pedir: ¡no spoilers, please!
jueves, 20 de febrero de 2014
12 AÑOS DE ESCLAVITUD (12 YEARS A SLAVE)
¿Qué pasa con este director? Steve McQueen ha dirigido a Michael Fassbender en los dos papeles que le llevaron a Hollywood (”Hunger”, ”Shame”) y ahora con “12 years…” en un rol que parecería de mucha menor calidad. Agrega a Fassbender los nombres de Brad Pitt, Sarah Paulson, Paul Giamatti, Paul Dano, Benedict Cumberbatch y Chiwetelu Ejiofor (cara conocida, nombre menos recordado). Apegado al que se ha vuelto un cliché abolicionista ya anacrónico, impresiona con golpes de látigo pero descuida la dirección. Falta ritmo, tiene débil secuencia y se apoya en la música del reconocido Hans Zimmer para abordar una producción que sobrepasa su capacidad en pequeños filmes. Cabe dejar a expertos descubrir los verdaderos valores de “12 years…”, aparte de un manido tema y unos nombres de poster.
LAST VEGAS
Freeman, De Niro, Douglas y Kline (75, 70, 69 y 66 años) son orientados por Jon Turteltaub un director, pero de cine de acción. En este caso se trata de un paseo de los actores por la ciudad de Las Vegas con el fin de pagarse sus gastos a costa de la taquilla atraída por sus nombres. Logran triplicar su presupuesto de US$28 millones con esta cercana imitación de “The Hangover I-II-III”, con menos desorden y más fiestera pues se trata solo del posible matrimonio de uno de ellos. Una película que podría estar en la TV de la tarde de un domingo. Nada más.
NO SE ACEPTAN DEVOLUCIONES
Eugenio Derbez es lo que podría llamarse, con todo respeto, un payasito de TV dentro de la buena tradición mexicana. Se disfraza, hace chistes situacionales sin mayor contenido, no se desprende del dejo en su hablado que recuerda al chinito en las calles mexicanas, lo que es de común uso hace ya más de un siglo en todo aquel cine que invadía a Latinoamérica, cuando lo anglo no se había adentrado de lleno en estas culturas, y que aún persiste quejosamente en la idiosincracia de ese interesante país. En cable se le conoce actualmente por su programa de la familia P. Luche y quizá por ello unos van al cine a ver su producción, pero por ello mismo otros rechazan la oferta. De ello queda una verdad al asistir para ver “No se aceptan…”: está bien producida. Su humor es simple y lo demás es un melodrama que llega al grueso del público. El color, su sonido, la cinematografía, los créditos insertos en la escenografía, son de gran calidad. El guion del mismo actor y director resulta ser un buen escrito televisivo llevado a la pantalla grande, con bien utilizados trucos de ritmo, secuencia y sorpresa. Llegará merecidamente a los US$100 millones de recaudo en toda América. Si todo en la cartelera ya estaba visto por quien pagó esta boleta no se frustra, pero tampoco lleva algo nuevo en su memorabilia.
jueves, 30 de enero de 2014
LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY (THE SECRET LIFE OF WALTER MITTY)
Este es un buen filme pero con un costo relativamente alto de US$90 millones para el nivel que logra. Quizá los efectos especiales de los sueños y los viajes de Mitty a gélidas tierras encarecen la cinematografía del argumento. Hay algo de “Walter” en todos los espectadores, pusilánime, tímido, común, pero con elevados valores. No es arribista, se enamora en secreto y tiene un bajo perfil laboral en una de las más reconocidas revistas del mundo trabajando en la oficina más escondida del edificio.
LIFE fue el magazine más famoso por sus sorprendentes fotografías en los tiempos en que no se contaba con internet, ni había suficiente cobertura de información televisiva por cable y había mínima globalización de la información. LIFE, por su calidad fundamentalmente, pero por la época tecnológica menos avanzada sorprendía. En ese contexto, un fotógrafo era un antropológo y un “Indiana Jones” del periodismo, que acá es representado en el personaje de Sean O´Connell e interpretado por Sean Penn, ese “tough guy” envidiable por sus recientes logros con Charlize. Y, en el otro lado de la balanza está Walter, un oficinista que maneja negativos de fotos de la revista, lo cual si bien es un trabajo de cuidado, resulta anónimo como el pequeño empleado que lo hace.
Si bien LIFE terminó su vida semanal impresa el 8 de diciembre de 1972 y su salida mensual en físico el 20 de abril de 2007, esto significa que James Thurber el autor del cuento corto original de 1939, no incluía este tema. Tampoco, obviamente, en el posterior libro “My World and Welcome to It” in 1942 que amplía las desventuras aventuradas de Mitty. Thurber declaraba en entrevistas que este personaje hacía parte de una intención de “hacer notable lo común”, un trazo argumental del cual hizo una primera versión fílmica Danny Kaye en 1947 (con Virginia Mayo y Boris Karloff) y ahora esta segunda de Ben Stiller, en la que se permite incluir el contexto de homenaje a LIFE y su paso a la publicación virtual.
Mitty es caricatura del hombre simple, de aquellos para los cuales un “Errol Flynn era todos los héroes en un paquete magnífico, sexy y animal”, según la expresión de Jack Warner en los años cuarenta. Es decir, el alter ego de Mitty es todo mítico héroe y por ello imagina osadías y valentías que le permitirían conquistar a Cheryl Melhoff, por ello la fábula terminará felizmente gracias al agradecimiento del mítico fotógrafo que a través de la “quintaesencia” fotográfica para la última portada agradece a quienes considera que trabajaron verdaderamente por la revista que fenece. Theodore Shapiro (“The Devil wear Prada”, “Blades of glory”), arma un soundtrack excelente por sí solo e incluye canciones “indie folk” del sueco José González. Créditos iniciales ubicados visualmente dentro del paisaje urbano y la cinematografía de Stuart Dryburgh (“The piano”, “The tempest”…) embellece las novedosas imágenes acordadas con el productor ejecutivo Gore Verbinski (“Pirates of the Caribbean”). En esta película no trabajó, por excepción, su amigo Owen Wilson con quien ha realizado 11 de sus filmes como actor y director. De Stiller como director se recuerdan “Reality Bites”, “Cable Guy”, “Zoolander” o “Tropic Thunder”, con relativo éxito en taquilla pero con menos trascendencia artística que la interesante “…Mitty”.
martes, 28 de enero de 2014
ESCÁNDALO AMERICANO (AMERICAN HUSTLE)
En la carrera a los galardones del Oscar 2014 esta película es la más nominada. David O. Russell escribió el guión y la dirige, quizá animado por el éxito obtenido el año anterior en los premios de la Academia norteamericana con “Silver Linings Playbook” y sus ocho nominaciones, de las cuales alcanzó Jennifer Lawrence su reconocimiento como mejor actriz. Repite Russell con la música de Danny Elfman y las actuaciones de Bradley Cooper y la misma Lawrence. Como resultado, una buena comedia en la cual es precisamente Jennifer quien se distingue en medio de esta buena pléyade de actores. Christian Bale, Amy Adams, Jeremy Renner, Robert De Niro y el viejo Anthony Zerbe, de quien hace rato no se sabía en el cine, acompañan a Lawrence y Cooper.
Es una película de relativo bajo presupuesto con US$40 millones a pesar que el mismo Sindicato de Actores le dio el reconocimiento al mejor elenco lo cual significaría un alto costo, pero la época es de crisis en la industria y la estrategia usual es la de cooperativizar el trabajo para subsistir pues los tiempos de hipersalarios ya pasó. Lo más destacado es el ritmo de la narración y cierta mimetización de todos los personajes principales. Su desventaja, ser una comedia compitiendo con productos serios, y replicar el muy estilo inglés de Guy Ritchie. Una película buena de la ya larga tendencia de llevar al público a través de un poster lleno de personalidades, aunque algunas de ellas solo sirvan de relleno.
DALLAS BUYERS CLUB (EL CLUB DE LOS DESAHUCIADOS)
Este filme con más de 40 nominaciones y premios va por seis opciones de Oscar. Jean-Marc Vallée, su director canadiense, tiene pocas películas a su haber entre las cuales solo se distingue “The Young Victoria”. En la presente oportunidad toca el cielo cinematográfico con un producto de solo US$5 millones de presupuesto. Se cuenta la historia de Ron Woodroof, con base en un reportaje concedido en 1992 al periodista Bill Minutaglio, de la vida en sus últimos siete años de un homofóbico que se convierte en el ángel protector de muchos desahuciados por el sida. Matthew McConaughey se luce tras el esfuerzo de transformación en dejar su bronceado six pack y convertirlo en famélica figura blanca, cansado de gastar la mitad de su vida en papeles galanes y ser reconocido en muchas comedias románticas y algunos buenos filmes poco publicitados y menos exhibidos (“Killer Joe” de William Friedkin. “The paperboy” de Lee Daniels, por ejemplo). Con ello logra ganar más de una decena de premios ya obtenidos por este papel. Jared Leto, el líder de “30 seconds to Mars”, por su parte mantiene su buena vena actoral con un excelente papel de travesti gay, luego de dos docenas de películas entre las cuales muchas de culto y ha caminado un trayecto similar al de McConaughey. Es así como la narración acerca de la manera en que “desahuciados” se agremian para realizar las compras de fármacos en búsqueda de prolongar sus signadas vidas resulta un tema nuevo y ello es parte fundamental del éxito de este filme. Por lo demás, todos los elementos técnicos y artísticos están bien manejados y sin exabruptos para complacer a la platea, lo cual es el principal mérito de “Dallas…”. Brad Pitt y Ryan Gosling tuvieron esta oportunidad, McConaughey lo logró. Leto le acompaña. La pregunta de siempre sigue siendo válida ¿por qué la desgracia humana sigue siendo una prueba necesaria para demostrar la eficiencia actoral? ¿A qué se debe que la belleza sea un supuesto óbice de talento (Berry, Theron…)? La respuesta podría ser quizá más amplia y estar en el hecho de que la humanidad ha buscado diempre nivelar las escasas oportunidades existentes a costa de comenzar por despreciar las ventajas innatas de los individuos.
domingo, 26 de enero de 2014
EL LOBO DE WALL STREET (THE WOLF OF WALL STREET)
¿Es una comedia? ¿Exagera? No. Wall Street ha sido así siempre, por lo menos hasta el 2008 y no solamente en los ochentas y noventas como sugieren los comentaristas alrededor del tema y la película. Ya el mejor filme sobre el mundo bursátil, “Inside Job”, lo había expresado. Ya lo había expuesto Oliver Stone con la saga “Wall Street”. Ya la realidad colombiana con Interbolsa lo ha dejado en evidencia. Pero, aun pocos lo creen. La bolsa de valores, sus derivados, la venta de activos de papel, además de ser un excelente medio de financiamiento para buenas y prometedoras empresas, es el epicentro de la apariencia de riqueza, del mercado de lujo, de la simulación de futuros, de la supervivencia de algunos avivados a través de comisiones y libertad de asignar recursos ajenos. Todo el lenguaje de Leonardo DiCaprio, mejor de su personaje Jordan Belfort, es correctamente utilizado y cierto. Las estrategias que expresa de manera rápida, locuaz y, en apariencia, humorística, son ciertas y se practican actualmente a nivel global. El promeserismo de bolsa está sustentado en un gran juego de ruleta que pocas empresas justifican como epítome del capitalismo. El juego de las acciones se invalida con el soporte de malas firmas, como se refleja en el caso Belfort de los años noventa, pues el mercadeo de acciones es lo mejor del mecanismo bursátil. Cuestión un tanto diferente lo que acontece en el escenario del tercer milenio, donde los malos del paseo son los derivados, los “Collateralized Debt Obligations” o los mercados de futuros en “commodities”. O en el mal uso de los “Sale and Repurchase Agreement”, Repos en Colombia. A ello se agrega, el insólito enriquecimiento de los comisionistas o “brokers”. En Estados Unidos llegaban a tener crédito para atractivas damas de compañía, autos y aviones. El soporte de todo ello en supuestos aportes de nobeles de la economía y de matemáticos financieros encandelilla a los desprevenidos de siempre. Aun los expertos en economía se enredan en este panorama por falta de profundidad analítica y de visión de que es un juego de gana-pierde, nada de gana-gana, de apuesta a lo que no debiera apostarse como son los alimentos y la energía. Pero ello no es lo negativo sino la manipulación de toda la red para favorecer a los de siempre y a muy pocos a costa de los que no tienen mentalidad de “entrepreneurs” ni pueden administrar algo más allá que los recursos de otros.
Volviendo a “The Wolf…”, como siempre Scorsese se luce, como hace años DiCaprio también, pero igualmente Margot Robbie como un churro con talento. Scorsese convoca siempre y por ello están allí Jonah Hill (que dice haber trabajado por el mínimo salario), Matthew McConaughey (por pocos minutos de histrionismo bien probado), Rob Reiner (director de “When Harry met Sally”, “Misery”, “A few good men” y otras), Jon Favreau (director de los “Iron Man”, “Zathura” o “Darevil”, entre otras), Spike Jonze (director de “Adaptation”, “Being John Malkovich” o “Her” –actualmente también nominada-), Jean Dujardin (el francés ganador por “The artist” y conocido actualmente como el OSS 117 –especie de 007 europeo-).
La cinematografía de “The Wolf…” es resultado de muy buenos trucos de efectos por computador para lujosos paisajes. El guion, basado en autobiografía del mismo Jordan Belfort, es de Terence Winter un avezado escritor de temas mafiosos, acordes con las tretas bursátiles de siempre. Un tema en apariencia cómico para tomar en serio y un buen producto a lo Scorsese, en el cual curiosamente competirán por su correspondiente premio los mismos McConaughey y DiCaprio.
FROZEN
Con una muy buena calificación esta película tiene el mérito de contar con cuento propio, es decir con guion e historia originales, aunque siempre apegado al anacrónico mundo de la realeza. Los reyes, sus hijas, la posterior sucesión y coronación de una de ellas, el gran secreto de esta misma. Un escenario climático de magia que en el trópico es imposible y que magnifica el asunto. Kristen Bell e Idina Menzel emergidas de “Glee”, “Gossip Girls” y similares, relativamente conocidas en comedias románticas, con sus bellas voces llevan este film a las nominaciones. ¿Algo más? El reestreno de imagen de los estudios Walt Disney. ¿Por qué los pequeños a quienes va dirigida la película ya preguntan el por el excesivo número de canciones? ¿Es hora quizá de que se reediten estos productos musicalizados? ¿O de que se renueven en sus géneros y ritmos? Demasiada canción, como critican los niños, al igual que, como sucede en su argumento, los habitantes del reino de Arendelle añoran no tanto invierno.
domingo, 19 de enero de 2014
SINTESIS EN CIFRAS DEL OSCAR 2014
Los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos es fundamentalmente una estrategia de marketing a gran escala.42 Películas(más 5 cortos y 10 documentales) juegan por 112 nominaciones. 10 distribuidoras se reparten la taquilla que vendrá.
El 71% de estas nominaciones pertenecen a 7 de estas grandes distribuidoras que son las que recogen el 78% de los productos de los estudios: Metro, Paramount, Columbia, Warner, Sony, Weinstein y Walt Disney. Solo 14 de las películas que concursan se llevarán el 68% de los premios.
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