lunes, 4 de noviembre de 2013

THOR 2 (THOR: THE DARK WORLD”)

El dios Trueno (Chris Hemsworth, hermano de Luke, “The expendables”, y Liam, “Hunger games”), baja con su Mjolnir del Asgard, donde vive de príncipe heredero de Odín (Anthony Hopkins), al Midgard a proteger a los hombres. En la saga fílmica este mito nórdico lo hace más con la intención de encontrarse de nuevo con la astrofísica Jane Foster. El archienemigo de la historia es Loki, el dios germánico del engaño, papel que le ha servido a Tom Hiddleston para hacer 14 filmes en sólo los dos recientes años. Alan Taylor, un director básicamente televisivo (“Game of Thrones”), orienta este producto Marvel de US$200 millones que, proyectando lo que alcanzó su primera entrega, obtendrá US$600 millones en taquillas. Taylor reemplaza a Kenneth Branagh quien dirigió la primera entrega de este personaje y Patrick Doyle se repite como el músico de la película (Doyle ha musicalizado precisamente toda la producción del talentoso actor-director-productor Branagh).
Como ha sido costumbre en gran parte de los 32 productos Marvel hasta ahora filmados, Stan Lee hace su cameo signature. Benicio del Toro finaliza ofreciendo la posibilidad de continuar a Thor 3 y anuncia “Guardians of the Galaxy”, que si se encuentra preproducida. Thor prosigue con la ambientación retrofuturista que lleva de escenografías mitológicas, cuyas representaciones gráficas comenzaron en el siglo X, hasta algo que se parece mucho a la estética de la era ABY (después de la Batalla de Yabin, en que se desarrolla “Star Wars”). El “problema” que plantean estas sagas es el de que sean malas, regulares o buenas, condenan placenteramente al público a volver con su dinero a las salas.