jueves, 10 de diciembre de 2009
Un Nobel para alcanzar la Paz mediante la Guerra
Del discurso de Barak Obama en la ceremonia de recepción del premio Nobel de la Paz en Estocolmo se desprenden los principios que prevalecen en la geopolítica actual acerca de la guerra. Quedó tácito que el Comité Nobel Noruego del Parlamento Noruego decidió otorgar la distinción bajo el precepto de que el fin justifica los medios, que la paz justifica las guerras preventivas y las guerras defensivas. Barack se presentó como “el Comandante en Jefe de una nación en medio de dos guerras, una de las cuales está por terminar. El otro es un conflicto que Estados Unidos no buscó, en la que estamos unidos por 43 países, incluidos Noruega, en un esfuerzo para defendernos y todas las naciones de nuevos ataques”. Noruega es así, juez y parte de la concepción contemporánea acerca del cómo alcanzar la paz en el mundo.
Barack recordó la guerra como algo que ha acompañado a la humanidad desde su comienzo y agregó el concepto de una "guerra justa" cuando se reúnan ciertas condiciones previas: si se hace como último recurso, o en defensa propia,… y si, siempre que sea posible, los civiles estén a salvo de la violencia.
En la estela de destrucción, y con el advenimiento de la era nuclear, se hizo evidente a vencedores y vencidos que el mundo necesita instituciones para evitar otra guerra mundial. El plan Marshall y otras estrategias de posguerra se justificaron pues “no ha habido una Tercera Guerra Mundial. El Comercio ha hecho a gran parte del mundo juntos. Miles de millones han salido de la pobreza. Los ideales de libertad, la autodeterminación, la igualdad y el imperio de la ley han avanzado con dificultad. Somos los herederos de la fortaleza y visión de futuro de las generaciones pasadas, y es un legado para que mi propio país este legítimamente orgulloso”.
Pero, en el nuevo siglo, esta arquitectura antigua está a punto de desplomarse bajo el peso de nuevas amenazas, entre las cuales el terrorismo que ha sido una táctica, con la tecnología moderna podría asesinar a inocentes en una escala horrible. Las guerras dentro de las naciones, las “nuevas guerras” por conflictos étnicos o sectarios, movimientos secesionistas, insurgencias y estados atrapan más civiles que soldados, siembran conflictos futuros, destrozan economías, generan refugiados y “nos obligan a pensar en nuevas formas acerca de las nociones de guerra justa y los imperativos de una paz justa”.
Debemos comenzar por reconocer la dura verdad de que no vamos a erradicar los conflictos violentos en nuestras vidas y que el uso de la fuerza no sólo será necesario sino moralmente justificado, dijo el Nobel Obama. ”Como jefe de Estado juré proteger y defender a mi país, … Yo enfrento al mundo como es, y no puedo quedarme de brazos cruzados frente a las amenazas al pueblo estadounidense. No nos equivoquemos: el mal existe en el mundo”. Barack lleva a la conclusión de que “las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al-Qaeda para que depongan las armas. Sin cinismo, es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón”.
Obama se apropia del mérito de su país en haber logrado durante “seis décadas con la sangre de nuestros ciudadanos y la fuerza de nuestros brazos”… “promover la paz y la prosperidad de Alemania a Corea, y permitió a la democracia arraigarse en lugares como los Balcanes. … creemos que la vida de los nuestros será mejor si los niños de otras personas y nietos puedan vivir en libertad y prosperidad”.
Así que, los instrumentos de la guerra tienen un papel que desempeñar en la preservación de la paz. Parte de nuestro desafío, expresó Obama, es conciliar estas dos verdades aparentemente irreconciliables: que la guerra es a veces necesario, y que la guerra es, un nivel de expresión de los sentimientos humanos. Creo como jefe de Estado que se puede reservar el derecho de actuar unilateralmente, si es necesario para defender a mi país. El mundo se unió en torno a Estados Unidos después del 9-11, y continúa apoyando nuestros esfuerzos en Afganistán, por el horror de los ataques sin sentido y el principio reconocido de legítima defensa. Del mismo modo, el mundo reconoció la necesidad de enfrentar a Saddam Hussein cuando invadió Kuwait un consenso que envió un mensaje claro a todos sobre el costo de la agresión. Entiendo por qué la guerra no es popular. Pero también sé esto: La creencia de que la paz es deseable no es suficiente para lograrla. La paz requiere responsabilidad, implica sacrificio. Por ello, la OTAN sigue siendo imprescindible, fortalecer las Naciones Unidas, el esfuerzo urgente para evitar la propagación de las armas nucleares y buscar un mundo sin ellas. No se puede ignorar el peligro de una carrera armamentística en el Medio Oriente o Asia oriental. Cuando hay genocidio en Darfur, violación sistemática en el Congo o represión en Birmania, debe haber consecuencias. Y cuanto más estemos juntos, menos posibilidades tendremos de hacer frente a la elección entre la intervención armada y complicidad en la opresión. La paz no es simplemente la ausencia de conflictos visibles. Luego de 1948, si los derechos humanos no están protegidos, la paz es una promesa hueca.
Obama argumenta que “a la luz de los horrores de la Revolución Cultural, la reunión de Nixon con Mao parece inexcusable y, sin embargo, seguramente ayudó a China en una ruta en la que millones de sus ciudadanos han salido de la pobreza, y se conectan a las sociedades abiertas”… Es indudablemente cierto que el desarrollo rara vez se arraiga sin seguridad, también es cierto que la seguridad no existe, donde los seres humanos no tienen acceso a suficientes alimentos o agua potable, o al medicamento que necesitan para sobrevivir. No existe, donde los niños no pueden aspirar a una educación decente o un trabajo que soporta una familia. La ausencia de esperanza se puede descomponer una sociedad desde dentro.
Y respecto a la ayuda externa: ayudar a los agricultores alimentar a sus propios pueblos o naciones educar a sus hijos y el cuidado de los enfermos no es mera caridad .. también para enfrentar el cambio climático. Obama ve como peligrosa, “la forma en que la religión es utilizada para justificar el asesinato de inocentes que han distorsionado y contaminado la gran religión del Islam, y que atacó a mi país desde Afganistán”… “una Guerra Santa no siempre puede ser una guerra justa”.
Apoyado en citaciones de Gandhi, Kennedy y Luther King, reitera Obama que “podemos reconocer que la opresión siempre estará con nosotros, y todavía luchar por la justicia; admitir con rebeldía la privación, y todavía luchar por la dignidad; entender que no habrá guerra, y todavía luchar por la paz”. “Podemos hacer todo eso porque esa es la historia del progreso humano, que es la esperanza de todo el mundo, y en este momento de desafío, debe ser nuestro trabajo aquí en la Tierra”.
El mundo verá un conflicto internacional más en Afganistán, y la persistencia de los escenarios de confrontaciones internas como parte de la renovada moral de las armas para la paz. El Nobel se ha concedido a la aceptación de la idea de la responsabilidad histórica de América en preservar los principios de la democracia capitalista como moral de prevención y defensa de los logros de la civilización mediante la estrategia de la guerra.