Lo mejor: El papel de Craig
Lo peor: Falta de originalidad
Todos entendemos que es una continuación de Casino Royale y que se ha adentrado al 007 en la "moda" de volver a los héroes más humanos y carnales. El título, que indica una "mínimo de consuelo" por la muerte de Vesper en la anterior entrega, nos lleva a una triste competencia con la trilogía de Bourne: son iguales las luchas cuerpo a cuerpo, es igual el antihéroe y se exagera claramente la edición rápida para superar la agilidad que ganó un Oscar en Bourne. Sin embargo, esta ciega edición de 007 no respeta las leyes de la óptica y resulta en un errado truco técnico. Las referencias políticas tontas a movimientos bolivianos no justifican los groseros calificativos despreciativos a nuestros países latinoamericanos y su anacrónica referencia a dictadores mafiosos y la facilidad con que se les derrocaría. Aunque ficción, el laureado Paul Haggis yerra en este guión. Haggis va bien con sus tramas acerca de problemas étnicos y sociales en la actual sociedad estadinense, pero no es apto para juegos masivos de entretenimiento como lo es y debe seguir siendo Bond. Si seguimos así, es mejor esperar la siguiente de Bourne y desear que los US$225 millones de Quantum se recuperen con la esperanza de que resucite el Bond clásico al cual se le puede aplicar con mayor inteligencia una cirugía guionística en vista que las novelas de Fleming ya fueron todas utilizadas.