miércoles, 11 de agosto de 2010
LOS MBA, LA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y EL PAÍS
The Economist presenta el octavo ranking global de programas universitarios de Master of Business Administration, MBA, publicado por la prestigiosa revista. Los indicadores que prevalecen en dicha estratificación son la oportunidad laboral (facilidad con la cual los egresados son contratados) e incremento salarial (monto anual en dólares) y tendencia exitosa (demanda, aceptación y todo lo demás). Se debe anotar que el salario mensual de los egresados de estos MBA más exitosos en el mundo, gira por los $20 millones (tasa de cambio $2000/US$1). A continuación, los países, el número de universidades que mantienen MBA dentro de los 100 primeros programas y las mejores colocaciones obtenidas:
Estados Unidos 46 Cuenta con 10 de los primeros 20
Gran Bretaña 20 Cuenta con 4 en primeros 20
Francia / Singapur 6 Puesto 14
Australia 4 Puesto 17
España 4 La primera y 16 29 90
Canadá 3 Puesto 12
Hong Kong 3 Puestos 30-38-78
Holanda 2 Puesto 41
Singapur 2 Puesto 71
Alemania 1 Puesto 26
Bélgica 1 Décima
China 1 Puesto 96
India 1 Puesto 99
Irlanda 1 Puesto 37
Italia 1 Puesto 72
Japón 1 Puesto 85
México 1 Puesto 97
Mónaco 1 Puesto 42
Suiza 1 Segunda
Las grandes características de esta evaluación muestran que los estadinenses obtienen las más altas calificaciones en examen de conocimientos, por encima de 800/1000, mientras los europeos presentan el doble de experiencia laboral. Es de anotar que bajo el puesto 10 de los 100 programas estudiados, la calificación de conocimientos, sin embargo, es individualmente menor a 700/1000 (es decir, el 90% de los programas arroja egresados con examen de conocimientos calificable en promedio como inferior a 7/10).
Sirve esta anotación general para recordar que la carrera de Administración de Empresas, en Colombia, puede ser uno de los factores explicatorios de deficiencias a nivel académico y empresarial. Es sabido que cerca del 18% de los estudiantes universitarios del país pertenecen a estos programas de Administración, los cuales han estado establecidos hace ya varias décadas. También es reconocible que pertenecen a los programas “de garaje” pues se caracterizan por tener los menores costos de infraestructura tecnológica y humana dentro del negocio de la educación superior, sin desconocer muchas y prestigiosas facultades como UN, PUJ, Uniandes, Rosario, CESA, entre otras.
La AE y sus MBA, son siempre bien recibidos por el mercado académico y todo profesional, sea odontólogo o ingeniero de sistemas, desea obtener uno con el supuesto que hace parte de los factores de ascenso jerárquico, pues de otra forma se queda siendo utilizado por las organizaciones como un especialista técnico sin poder llegar a alcanzar la calificación de “ejecutivo”.
No obstante, el sistema productivo colombiano no genera empleo y destruye empresas constantemente. Se apega a mercados tradicionales (USA –¡Miami! si se investiga bien-; Venezuela, ...), desea connivencias políticas acordadas (TLCs, etc.), insiste en regalitos (subsidios, quejas sobre la tasa de cambio), resuelve crisis despidiendo nómina inocente y sin penalizar ejecutivos irresponsables y costosos, dentro de los cuales todos saben algo o mucho de AE.
Los indicadores de competitividad del país andan lento, a pesar que el lenguaje general dentro de las organizaciones está plagado de la jerga administrativa. No hay quien no maneje en cualquier nivel un enorme listado: recurso humano, benchmarking, cadena de valor, ISO, clima, outsourcing, eficiencia, empowerment, eficacia, BI, misión, ética, estrategia o liderazgo, mezclados con jerga de sistemas, economía y psicología, entre otras muchas, toda adobada en inglés.
Desde un ministro hasta una recepcionista y los mensajeros, se comunican con los populares conceptos del Administrador de Empresas. A esta carrera y a otras como Contaduría o Ingeniería Industrial, se les enseña prácticamente lo mismo. Podría hacerse un atrevido cálculo del 50% para asumir que el conocimiento administrativo está en todas partes, pero se aplica en muy pocas.
El sistema de educación superior seguirá arrojando Administradores y regulares Másteres en ello. Los bachilleres continuarán seleccionando esta carrera por supuestas opciones laborales positivas, poco trabajo, mucho escritorio y corbata, bastantes compensaciones en prestigio y jerarquía, relación personal a alto nivel y de propietarios.
Es aquí donde reside el “habitus” de Pierre Bourdieu, propio del ejercicio profesional de la Administración de Empresas (formas de obrar, pensar y sentir que están originadas por la posición que una persona ocupa en la estructura social) y, sin embargo, los desarrollos de Drucker, Albrecht, Ishikawa, pasando por Nasbitt, Porte o Senge, hasta llegar a escuelas sociales o evolutivas más recientes, etc., no parecen ser la preocupación aplicable y pragmática a la creación de empresa, generación de empleo, productividad y humanismo, tan necesarias en las organizaciones públicas y privadas del país.