Una glamorosa actriz inglesa, Brenda Blethyn, de bellas películas como “Pride & Prejudice” o “Atonement”, acompaña a un actor de color nacido en Malí, Sotigui Kouyaté, quien falleció en abril de este año a los 74 años, para dar vida a una búsqueda de sus hijos desaparecidos.
Rachid Bouchareb, parisino de 51 años, ascendencia argelina, miembro de jurado en Cannes, dirige este filme acerca de los sucesos posteriores a los atentados al tren de julio de 2005 en Londres.
Todos los avatares de la búsqueda en hospitales, morgues, estaciones de policía, vecindarios y el desespero por la incertidumbre sobre la suerte de familiares se retrata acá de manera tranquila, en contraste con la realidad que trata de reflejarse.
Ella, cultivadora de sus hortalizas en un patio de campiña y un tanto desconfiada de los inmigrantes; él, alejado de su terruño rural y del preocupado cuidado al olmo en extinción, se encuentran sin desear un mutuo contacto. Es una película de amor filial. Pero declinará eso sí en un final de despedida en el cual ambos padres se han reconocido en medio de sus razas, de sus distancias históricas, de sus costumbres, unas ancestrales y otras más contemporáneas. Sus hijos eran, sin que ellos lo hubieran sabido ni sospechado, transraciales, se habían enamorado; iconoclastas, estudiantes de árabe y transreligiosos, ella se había convertido al islamismo. Eran jóvenes globalizados por fuerza de la migración ilegal. Todo ese reconocimiento de la verdad, sacude sus vidas pues ninguno hubiera imaginado los transbordos culturales de sus hijos. La temporal esperanza acerca de que estén de paseo aviva su periplo por la ciudad consternada y poco solidaria. Finalmente, habrá que reconocer la triste realidad de que el ADN entre los restos no permite duda y regresar a las soledades de los olmos y las hortalizas. Esas vidas nuevas habían quedado truncadas por el terrorismo, algo que ellos no comprenden en la lejanía de sus anacrónicos mundos.
Sorprendente actuación de Brenda, como campesina un tanto inculta, adolorida, que solloza y transmite plenamente, llenando todos los vacíos de esta pequeña producción sobre dos almas que atraviesan Londres, como el río.