viernes, 12 de noviembre de 2010
FLOR DEL DESIERTO (DESERT FLOWER)
El libro de Waris Diris (en coescritura de Cathleen Miller a Ediciones Maeba, 2003, 256 pp.) da origen a este filme, catalogable de autobiográfico. Waris tiene hoy 45 años de edad, nacida en Somalia, y durante seis años 1997-2003 fue embajadora especial de la ONU contra la “ablación" (mutilación genital femenina, en algunas referencias tratada como “circuncisión”).
Esta costumbre bárbara consiste en que, sin ninguna prevención sanitaria, se elimina el clítoris, además de los labios mayores y menores, dejando un orificio de una pulgada. Al casamiento, el novio abrirá con cuchilla para consumar su matrimonio. La mujer que no pase por este rito es tratada de prostituta e indigna. Algunas mujeres mueren por desangre en el proceso y otras al momento de un posterior parto.
La denuncia de Waris, se soporta con el hecho de que actualmente en el África son mutiladas 6000 mujeres diariamente, unos 2 millones al año. La hizo con voz válida al alcanzar reconocimiento como modelo de pasarela en Londres, en un proceso de Cenicienta moderna. Hoy dirige la Fundación de su nombre en campaña contra esta costumbre en contra de los derechos humanos y de la mujer.
LA PELÍCULA
Sherry Hormann dirige el film alemán, hecho en Djibuti, Nueva York, Berlin y Londres. Protagoniza a Waris, la modelo y actriz etíope Liya Kebelde.
En la película no aparecen de la vida de Waris muchos importantes datos. Su compartido trabajo con Naomi Campbell, para el calendario Pirelli. Tampoco su papel de chica Bond con Timothy Dalton en “Su nombre es peligro” o “The Living Daylights” (1987). Igualmente no hay particularidades del documental sobre su vida, “Una nómada en Nueva York”, realizado por la BBC.
No hay referencia en la película, tampoco, al hecho de que aparte del libro base del guión, Waris publicó un segundo título, “Amanecer en el Desierto” (“Desert Dawn”), por el cual recibe el premio Corine Award por el más vendido del año 2002 y, luego escribe igualmente “Cartas a mi madre” (Editorial Ullstein, Berlin 2007). No se hace referencia a los ocho galardones internacionales que ha recibido desde Rusia a Francia y Estados Unidos.
Estos importantes vacíos se entienden puesto que el filme se basa en el primer libro únicamente, a pesar que la película es posterior a todos estos importantes hechos de la vida de Waris.
El resultado en el producto fílmico es un cuento de hadas, puesto que solo en los últimos 10 minutos se conoce de forma descriptiva del tema de fondo y las palabras de Waris en la ONU.
Liya, la actriz (que fue dirigida por Robert de Niro en “The Good Sheperd”, un filme excelente que pasó inadvertido por Colombia), cumple su cometido aunque no logra ocultar su coquetería natural desde un comienzo. Se observa del mundo de la moda el mecanismo de explotación de figuras raquíticas, exóticas y “baratas”, dentro de un inocultable tratamiento mercantil. Se trata de un mercadeo de alto valor europeo en el cual los “ganchos de ropa vivientes” no son algo más que eso mismo. El fotógrafo, la revista, la diseñadora, los medios, la publicidad, todos ganan con base en ese primer escaño de la “cadena productiva”, de allí que una cara bonita y un cuerpo famélico sin celulitis baste para echar a andar un vestido.
Se debe anotar que no ha sido la intención del mundillo superficial de la moda londinense el hacer la denuncia de la ablación a través de la “modelo”. Es ella, la Waris real por sí misma, quien decide, al dejar su carrera, entrar en la campaña de la cual se vuelve figura visible, lo cual no aparece en el filme.
Aunque “Flor del desierto” se anuncia como una historia alrededor de la ablación, lo que lo que por derecho le da entrada a las arbitrarias listas del denominado “cine arte”, para quienes les “privan” estos toques, a veces sensacionalistas, los contenidos más profundamente reveladores del liderazgo de Waris Diris no están en la película, que con estas restricciones podría haberse titulado, con todo el respeto “Cinderella Ablation”.