viernes, 29 de octubre de 2010

EL COLECCIONISTA (THE COLLECTOR)

¿Suspenso? No, tensión. ¿Terror? No, Horror. El horror se relaciona con "sentimientos de repulsión por algo desagradable", y este es el caso del género “gore”, que explota visualmente todo el simbolismo de la sangre y el dolor.

La intención es indudable: un business tras una nueva saga taquillera. Seguir la ruta de tantas versiones de sagas que han alcanzado records como lo han hecho 10 “Viernes 13”, 9 “Halloweens”, 8 “Hellraiser”o 7 “Saw”, entre otras muchas que van bajando de calidad en la medida que se rememoran. “El coleccionista” pretende tener mayor similitud con esta última, pues se sustituye la habilidad mecánica de “Jigsaw”, empleada para poner a disposición de la pantalla una serie de aparatos de tortura y muerte, con el supuesto de que quien sufre y muere lo ha merecido, por la habilidad de este nuevo personaje para armar trampas caseras en la oscuridad y encerrar víctimas dedicándose a un “performance gore”.

Cuando hay interés en conocer una industria como la cinematográfica en todas sus facetas, deben verse los nuevos productos. En este BLOG se comenta estrictamente aquello que el colombiano promedio ve en la cartelera comercial, de cine masivo y de cine “arte”, aunque el uno no debería excluir al otro, añorando el buen cine que nunca llegará (a no ser, qué pena, por los canales informales).

Las técnicas fílmicas de fotografía, sonido, edición, actuaciones, están muy bien utilizadas en este coleccionista de personas. Pero acá el fin, que es impulsar una saga vendedora, está justificando los medios, para producir horror, no “terror”.

“Horroriza” ver recursos de cine de alta tecnología, empleados con un presupuesto irrisorio de US$3,4 millones, para llevar al público, usualmente joven, a este cine de mal gusto.

El director Marcus Dunstan, es también el guionista de este producto. Su experiencia es amplia en los guiones de los últimos tres “Saw” y de los tres “Feast” (que no han llegado a Colombia). Sabe de su prolífico y ganancioso negocio de la sangre y es eficiente en manejar muy bajos presupuestos (similares a lo que costó la mala versión cinematográfica de “Sin tetas…”). Cabe recordar que, técnicamente, un buen guión cinematográfico es un plan estratégico para conducir los presupuestos en rutas de bajo costo.

Esto no es cine de terror. Cabe reiterar que es cine que produce horror, por el desperdicio de recursos, por la intrascendencia que revela y por la incultura que fomenta. ¿Por qué los distribuidores colombianos no adquieren productos de igual costo y taquilla con buen gusto? Porque no es su interés perder este inculto segmento del mercado.