“Button. Button”, una historia corta publicada en Playboy por Richard Matheson, en 1970, da origen cuatro décadas después a este filme, donde Cameron Díaz aplica su rostro alegre, y a veces cómico, en histrionismos de terror. Cabe recordar que a las estrellas suele desconocérseles sus calidades dentro de una valoración simple, común y prejuiciosa de que aquello que gusta al público masivo no tiene valores trascendentes.
Cameron Diaz hace a Norma Lewis, James Marsden (el Cíclope de “Xmen 2”) es Arthur Lewis su esposo y el excelente Frank Langella (“Frost/Nixon”, “Drácula” en 1979 y el odiado Clare Quilty en “Lolita” de 1997) realiza el rol de Arlington Steward, un diabólico personaje llegado a la urbe, que impresiona con su medio maxilar destrozado generando el imán de terror que liga con el misterio de su caja.
La dirección es de Richard Kelly, quien a la vez se encarga de “rendir” la short story original en un guión que cumple con este tipo de producto taquillero, para domingo en la tarde. Sus pocas obras (“Donnie Darko”, “Domino”, “Southland tales”) son productos interesantes pero poco difundidos, quizá por bajo presupuesto publicitario.
El científico ha perdido su media cara por un rayo que cae en laboratorio de la NASA, luego inventa la caja y desaparece. UN millón de dólares invitan de manera tentadora a pulsar (button) la caja, con lo cual morirá alguien en alguna parte del mundo. La caja seguirá luego su rumbo en periplo incansable tratando de dar castigo a los ambiciosos sin una ética mínima con su prójimo.
Se usan elementos de Shyamalan (“Sixth sense”) para adornar la edición con varios susto/sorpresa, que luego se combinarán con diabólicas manipulaciones del agua, llevando al clímax y un final no muy feliz. Este filme puede catalogarse como thriller SciFi y debe saborearse como un helado, sin mayores nutrientes, pero placentero.