domingo, 22 de agosto de 2010
Pastilla y sorbo amargo del METRO en Bogotá
¿Cómo se da la ocurrencia de presupuestar US$66,6 por kilómetro en la construcción del Metro de Bogotá, cuando los últimos costos en el mundo son de US$230 por kilómetro?
La ayuda de la Nación, consistente en US$178 millones anuales ($320.000 millones), entre 2016-2032, asegura US$2.845 millones, y el Distrito debería aportar US$1.220 millones. ¿Para qué? Para el Sistema Integrado de Transporte Público, SITP, es decir, una red organizada con base en Transporte automotriz, Tren de cercanías, Transmilenio ampliado más Metro.
¿Qué pasa entonces si el proyecto Metro vale realmente casi cuatro veces más?
Primero, que Transmilenio y Tren quedan descuidados
Segundo, que el excedente tiene que salir de endeudamiento del Distrito, básicamente debido al mal presupuesto Metro.
El documento CONPES de agosto al respecto lo prevé, da la alarma y la Alcaldía sigue en necia búsqueda del “mandato de los bogotanos a través de las urnas”.
Corolario:
El SITP es una excelente idea, con médula en una línea Metro e irradiación principal 1) de líneas Transmilenio, 2) en buses, busetas y colectivos de transporte público organizados y 3) en tren de cercanías. Esto aparte, como es obvio, de taxi y transporte pirata, que siempre existirá para la periferia y las afueras de la ciudad.
Pero, el Metro no puede representar un 245% (230/66,6) de lo presupuestado, con datos ciertos (no se está significando corrupción ni sobrecostos, sino una realidad). Por otra parte, un proyecto Metro que solo transportará el 4% de los viajes diarios en Bogotá, comparado con 25% de ellos, gracias al Transmilenio, significa que lo que transporta 1/6 de los viajes cuesta, esto es sin equivocaciones que: un pasajero Metro valga 18 veces un pasajero Transmilenio.
El proyecto Metro es interesante tecnológicamente indiscutible, conlleva más de dos décadas de realización, luego de seis décadas de discusión. Pero, si el SITP es la mejor idea en años ¿porqué se vertebra sobre esta soberbia línea de Metro? Podría haber sido sobre una excelente red de Transmilenio, o sobre un Metro aéreo, que no tenga que chocar con la maraña de redes del subsuelo de la capital.
La construcción, digna de postales y negocio gigantesco, conlleva un endeudamiento que rompe con el historial de sanas finanzas del Distrito durante los últimos 20 años contando la administración de Jaime Castro. Esta, la de Castro, meritoria por ser la primera piedra del gran proceso de desarrollo descentralizador y de cambio capitalino.