sábado, 15 de marzo de 2014

LADRONA DE LIBROS (THE BOOK THIEF)

Una película estéticamente bella, bien actuada, respetable, basada en un bestseller infantil de más de 500 páginas (?¡?¡? porqué para niños???), Sophie Nélisse (“Monsieur Lazhar”) se distingue con dos ojos hermosos y 14 años como una de las actrices jóvenes canadienses de mayor talento, soportando bien el peso del filme. La Muerte habla en “off” para contar cómo es testigo de las vidas y sus finales, en una época en la cual el mundo, como en todas las eras, ha decidido ponerla a trabajar por vía violenta sin esperar el ocaso natural de las personas. Liesel, la pequeña protagonista no “roba” más de dos libros en el transcurso de la historia, pero su delito simboliza la contraparte de la persecución de un poder entronizado que busca el comienzo de una nueva historia, sin comunistas, judíos, minusválidos o, en general, no arios.
El escenario filósófico denominado “tercer mundo” reside precisamente en las bibliotecas y las mentes educadas. Alguien hizo el simil de un momento en el cual, faltando los libros y las personas mayores con conocimientos acumulados, podría darse una situación de frío total en la cual se caminaría indiferente por sobre las cajas de fósforos hasta morir. Es el “tercer mundo” el patrimonio de la civilización y de la historia, por ello mismo Alejandría, Florencia, Yucatán, Chile o Argentina, en diversas etapas políticas vivieron lo que génerica y despectivamente se llamó “hoguera de las vanidades” a raíz de Savonarola.
Un deseo de borrón y cuenta nueva en la Alemania de 1933 sirve de simiente a Liesel para que muchos años después se convierta en escritora, mientras la “Muerte” sigue contándole al espectador esta parte y de cómo se la lleva a los noventa años de edad, luego de una fructífera vida. La música de John Williams fue nominada, Geoffrey Rusch y Emily Watson cumplen a plenitud sus papeles, permitiendo que el público soporte algo bien hecho pero un tanto “plano” para la estética dominante en el cine.