domingo, 26 de enero de 2014
EL LOBO DE WALL STREET (THE WOLF OF WALL STREET)
¿Es una comedia? ¿Exagera? No. Wall Street ha sido así siempre, por lo menos hasta el 2008 y no solamente en los ochentas y noventas como sugieren los comentaristas alrededor del tema y la película. Ya el mejor filme sobre el mundo bursátil, “Inside Job”, lo había expresado. Ya lo había expuesto Oliver Stone con la saga “Wall Street”. Ya la realidad colombiana con Interbolsa lo ha dejado en evidencia. Pero, aun pocos lo creen. La bolsa de valores, sus derivados, la venta de activos de papel, además de ser un excelente medio de financiamiento para buenas y prometedoras empresas, es el epicentro de la apariencia de riqueza, del mercado de lujo, de la simulación de futuros, de la supervivencia de algunos avivados a través de comisiones y libertad de asignar recursos ajenos. Todo el lenguaje de Leonardo DiCaprio, mejor de su personaje Jordan Belfort, es correctamente utilizado y cierto. Las estrategias que expresa de manera rápida, locuaz y, en apariencia, humorística, son ciertas y se practican actualmente a nivel global. El promeserismo de bolsa está sustentado en un gran juego de ruleta que pocas empresas justifican como epítome del capitalismo. El juego de las acciones se invalida con el soporte de malas firmas, como se refleja en el caso Belfort de los años noventa, pues el mercadeo de acciones es lo mejor del mecanismo bursátil. Cuestión un tanto diferente lo que acontece en el escenario del tercer milenio, donde los malos del paseo son los derivados, los “Collateralized Debt Obligations” o los mercados de futuros en “commodities”. O en el mal uso de los “Sale and Repurchase Agreement”, Repos en Colombia. A ello se agrega, el insólito enriquecimiento de los comisionistas o “brokers”. En Estados Unidos llegaban a tener crédito para atractivas damas de compañía, autos y aviones. El soporte de todo ello en supuestos aportes de nobeles de la economía y de matemáticos financieros encandelilla a los desprevenidos de siempre. Aun los expertos en economía se enredan en este panorama por falta de profundidad analítica y de visión de que es un juego de gana-pierde, nada de gana-gana, de apuesta a lo que no debiera apostarse como son los alimentos y la energía. Pero ello no es lo negativo sino la manipulación de toda la red para favorecer a los de siempre y a muy pocos a costa de los que no tienen mentalidad de “entrepreneurs” ni pueden administrar algo más allá que los recursos de otros.
Volviendo a “The Wolf…”, como siempre Scorsese se luce, como hace años DiCaprio también, pero igualmente Margot Robbie como un churro con talento. Scorsese convoca siempre y por ello están allí Jonah Hill (que dice haber trabajado por el mínimo salario), Matthew McConaughey (por pocos minutos de histrionismo bien probado), Rob Reiner (director de “When Harry met Sally”, “Misery”, “A few good men” y otras), Jon Favreau (director de los “Iron Man”, “Zathura” o “Darevil”, entre otras), Spike Jonze (director de “Adaptation”, “Being John Malkovich” o “Her” –actualmente también nominada-), Jean Dujardin (el francés ganador por “The artist” y conocido actualmente como el OSS 117 –especie de 007 europeo-).
La cinematografía de “The Wolf…” es resultado de muy buenos trucos de efectos por computador para lujosos paisajes. El guion, basado en autobiografía del mismo Jordan Belfort, es de Terence Winter un avezado escritor de temas mafiosos, acordes con las tretas bursátiles de siempre. Un tema en apariencia cómico para tomar en serio y un buen producto a lo Scorsese, en el cual curiosamente competirán por su correspondiente premio los mismos McConaughey y DiCaprio.