Un enorme e interesante elenco, un presupuesto relativamente alto de US$75 millones, un guión a tres manos y un director con talento-suerte, Louis Leterrier (Transporte,…Hulk,… Furia de Titanes…), todos desperdiciados (aunque triplique ingresos) tras una estela de espectaculares efectos especiales, en una fórmula que pierde su rumbo pues obnubila la atención sin aportar deseos de volverla a ver o, mucho menos, de una segunda parte.