“Chloe”, nombre del griego, traduce al inglés “young green shoot” que, de manera acomodaticia con el argumento, ha de significar a la “cacería de un reverdecer”, pues esto es precisamente lo que busca Catherine, al contratar a Chloe.

Atom Egoyan, es el director armenio de 50 años, con solo una película cada dos años desde 1984, pero a cuyo haber se debe recordar “Ararat” (2002, con el cantautor Charles Aznavour, compatriota del director), ese filme recomendable acerca de la masacre de Van, durante el genocidio con algo más de 500.000 víctimas armenias reconocidas en 26 campos de concentración, durante 1915-1917, hechos todos que ha sido siempre negados por el gobierno turco.
Egoyan es un excelente artesano del cine y, en este caso, Chloe, es formalmente casi perfecta. Retrata un estrato socioecónomico alto de profesionales maduros, bellas residencias, exquisitos gustos, autos de privilegio y seducciones peligrosas. Como siempre, Julianne Moore encaja bien con este mundo, como lo ha hecho en mucha de su filmografía, Neeson hace un esposo perfecto y la bella Seyfried, es el “sueño de toda su familia”.