martes, 30 de abril de 2013
IRON MAN 3
¿Que esta entrega del Hombre de Hierro lo humanizaría? ¿Qué dentro de la saga se entraría en la tónica que han impuesto con Batman los hermanos Nolan? No parece ser así. Tony Stark sigue igual de cínico e irónico, recibe los mismos golpes y pequeños raspones que en las dos primeras películas y mantiene los mismos amores. Si hay alguna diferencia resulta poco notoria.
Jon Favreau dirigió las dos primeras entregas, actuó en ellas y produjo. En esta versión de US$ 200 millones (se esperan ingresos de unos US$800 millones, con lo cual la saga completaría US$2.000 millones de ingresos brutos pues su retorno es de 400%), produce y actúa como el jefe de seguridad Happy Hogan, exboxeador y asistente personal de Stark, que en media película permanece en una especie de estado de coma. De su trabajo de dirección se pueden recordar “Zathura” y “Cowboys & Aliens”. Junto con este juguetero del cine aparecen los excelentes Ben Kinsley “El mandarín” y Guy Pierce “Dr. Aldrich Killian”, sucesivamente una marioneta y su titiritero, pues el talento de Kinsley queda relativamente desdibujado en un papel que le exigió un bajo perfil retrasado. Gwyneth Paltrow, Rebecca Hall y Don Cheadle (“Iron Patriot”, esa especie de Capitán América en versión metálica) como figuras bien reconocibles cumplen sus papeles secundarios. Paul Bettany hace JARVIS y Stan Lee, como siempre, de cameo para que el público busque reconocer al genio de Marvel. “Iron Man 3” no fue filmada para IMAX 3D, pero si remasterizada para este formato y quedó bien. Solo en las escenas de actores se nota la buena perspectiva de fondo, diáfana y perfecta, pero al aparecer los personajes computarizados se pierde la noción de estar dentro de la escena para pasar a una posición plana del espectador respecto a la película. En IMAX gana sí plenamente el sonido envolvente y la omnipresencia del filme en pantalla. La película propia de la ola de Marvel y DC Comics, los dos Olimpos icónico-culturales de occidente, es otro juguete de entretenimiento al cual no se le debe exigir más allá del esquema billonario, héroe, máquinas, armas, explosiones, lujos, archienemigos y referentes simbólicos al “american way of life”… “and dead”.
lunes, 22 de abril de 2013
ROA

domingo, 14 de abril de 2013
SPARTACUS (WAR OF THE DAMNED)

miércoles, 3 de abril de 2013
CRISTEROS (FOR GREATER GLORY)
Con US$12 millones de presupuesto, al cambio del peso mexicano en 2011, esta película está basada en hechos reales de la denominada Guerra Cristera, entre 1926 y 1929, un hecho posterior al clímax bélico de la revolución mexicana. Es en esta dicotomía que reside la poca objetividad de la buena película un tanto mal dirigida y escrita por el novel Dean Wright (solo experto en efectos visuales para “Narnia”, por ejemplo).
Es un filme que atrae por su fondo histórico y el gran elenco que incluye a Andy García (Enrique Gorostieta Velarde), Eva Longoria (Tulita, su esposa), Peter O'Toole (Padre Christopher), Bruce Greenwood (Dwight Morrow), Oscar (Victoriano 'El Catorce' Ramírez), Bruce McGill (Calvin Coolidge), Catalina Sandino Moreno (Adriana), Santiago Cabrera (Padre Vega), Eduardo Verástegui (Anacleto González Flores), Rubén Blades (Plutarco Elías Calles), entre los más reconocibles. Mauricio Kuri un pequeño gran actor hace al mártir y beato José Sánchez del Río.
¿Dónde está la subjetiva ahistoricidad del filme? En elementos dramáticos, quizá necesarios al guión, pero no ciertos. 1) Liga al Padre Christopher, una emblemática figura por haber sido fusilado en la persecución inicial al clero extranjero, con el niño José. 2) Relaciona a su vez, a este y de inmediato, con el niño José (beatificado en el 2005 por Benedicto XVI), el mártir a quien tajan las plantas de los pies haciéndolo caminar hasta su tumba abierta para dispararle luego de acuchillarlo sin haber logrado que dejara de exclamar ¡Viva Cristo Rey!. 3) Relaciona a este niño José con Enrique Gorostieta Velarde, un burgués de carrera militar que, como General de le Revolución (1910-1917), adquiere tal prestigio como para ser luego alquilado como mercenario experto por la rebelión Cristera. 4) Argumenta que la Rebelión Cristera se origina solo en la persecución del gobierno mexicano y su Presidente Calles hacia la Iglesia Católica, olvidando la enorme frustración que el campesinado tenía ante el incumplimiento de las expectativas de los revolucionarios mexicanos y frente a la Constitución de 1917.
El contexto de tal frustración era el asesinato casi sistemático de los principales jefes revolucionarios Zapata, en 1919, Carranza, en 1920, Villa en, 1923, y Obregón, en 1928. Los “Cristeros”, como eran conocidas las fuerza sublevadas de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR, cuyo líder era Anacleto, personificado por Eduardo Verástegui) se habían convertido si bien en adalides de esta frustración, en bandoleros asaltantes de los poblados y sus mismas iglesias.
En la Revolución Mexicana, el ejército constitucionalista, de Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y el mismo Plutarco Elías Calles, había derrotado en 1917 los ejércitos campesinos de Pancho Villa y Emiliano Zapata, sin realmente resolver la redistribución de la tierra, que prevalecía en 1929, cuando la rebelión de Cristo Rey. La misma iglesia, no tenía interés en la demanda campesina e indígena por la tierra, que en este filme se resume solo en una supuesta guerra religiosa contra un anticlericalismo que creía a algunos curas como una amenaza comunista.
Se debe recordar que en los años 1930, el Vaticano señaló a México, a la España de la Segunda República y a la Unión Soviética como un "triángulo terrible" del anticatolicismo. Tras la LNDLR había una alianza de latifundistas e Iglesia, que en realidad estaba en contra de los logros que hubiera podido alcanzar la revolución, según el historiador Jesús Silva Herzog, en triunvirato con el ejército, en lo que resume como “hacienda, sacristía y cuartel". En resumen, el buen filme de Wright se convierte en una aventura con intertextualidad histórica, pero con un uso maniqueo de los icónicos hechos del fusilamiento del Padre Christopher, el martirologio de José y la traición a Enrique Gorostieta, sin mayor contextualización que una simple guerra espiritualista, nada relacionada con el aún prevalente problema de la mala distribución de la tierra, y que provocaría entre 90.000 o 500.000 muertos en tres años, según la fuente que se escoja. Por lo demás, técnicamente una película con sobresaltos de edición a la que salvan los carismas actorales conocidos, no tanto su calidad como actores.



MAMÁ (MAMA)



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